Desde la época en que los hombres primitivos probaban todo tipo de plantas que crecían a su alrededor, fueron viendo cuáles mantenían la vida y cuáles la robaban, dando lugar a cometer muchos errores fatales.
Hay
testimonios de la impresión que causaron los hongos desde los
primeros tiempos. En los jeroglíficos egipcios vemos leyendas en las
que se les atribuía la inmortalidad y los faraones, fascinados por
su sabor, prohibieron que los tocaran los plebeyos. La creencia de
que prolongaban la vida y que eran afrodisíacos llegó a extenderse
tanto que Julio César emitió un decreto prohibiendo que las tropas
los consumieran. Más tarde se convirtieron en símbolo de
distinción social: los epicúreos romanos y las realezas francesa e
inglesa sólo permitían que se sirviesen en las cortes y los
palacios. Otras civilizaciones los emplearon en rituales religiosos,
porque creían que tenían el poder de curar enfermos, tener una
fuerza sobrenatural y establecer contactos con los dioses; como en
China, Centroamérica,...
El
cultivo del champiñón se inició en Francia hacia 1650. Su
producción hoy ocupa el cuarto lugar del mundo. El primer país
productor es China.
En
España también se produce en La Rioja y Cuenca-Albacete desde 1952.
La
mayor parte de las setas, ya existían en épocas muy remotas y son
anteriores a la aparición del hombre.
Se
cree que el cultivo de champiñones nació en Francia hacia 1650,
cuando algunos hortelanos observaron la aparición de hongos
comestibles al cubrir el estiércol de las caballerías con arena.
Y
cuando
un productor de melón cerca de París tropezó accidentalmente con
un descubrimiento muy importante. Vertió agua utilizada para lavar
las setas silvestres, sobre algunas sobras de compost gastado del
cultivo de melones. Un poco más tarde, muchas setas brotaron en este
lugar. Esta nueva seta ganó rápidamente el nombre del «champiñón
de París». Necesitando
tan sólo un ambiente húmedo y cálido.
Ingredientes:
(para
2 personas)
Para
su elaboración (3)
-1/2
cebolla mediana
-1
diente de ajo
-2
cucharadas de aceite
-150ml
de nata
-150gr
de champiñones
-6
mejillones frescos (puedes usar congelados)
-una
pizca de pimienta
PREPARACIÓN
Paso
1: Picad la cebolla y el ajo y
ponedlo en una sartén hasta que se dore. Echad los mejillones y una
vez abiertos retiradlos. Añadid los champiñones (cortados en
láminas finas) y éstos estarán cuando el agua sobrante se haya
consumido.
Paso 2: Extraed la carne de los mejillones de las valvas y lo picáis menudito, añadiéndolo en la sartén con el resto y a continuación añadid la nata y la pimienta, estará listo cuando rompa a hervir. No necesita sal porque los mejillones aportarán la sal que necesitáis.
Paso
3: Vertéis
en unos cuencos resistentes al calor el preparado. Espolvoread por
encima el queso rallado y los introducís en el horno para gratinar o
en el microondas (si tenéis la opción de gratinado) entre 2 o 3
minutos, vigilando que no se queme.
*Esta
crema también os puede servir para el acompañamiento de una pasta.
Y
¡espero que os guste!! …..mmmmmm
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