viernes, 30 de octubre de 2015

COMENTARIO DEL VIERNES: El sombrero del S.XIX (5)



Durante la primera mitad del siglo XIX, los sombreros femeninos seguían siendo ostentosos, decorados con cintas, flores, plumas y pieles. A finales del siglo, se introdujeron nuevos estilos, como las capelinas de ala ancha, y aún más pequeños, como los tocados.
Desde siempre se han usado las plumas para el adorno del ser humano, tanto utilizándolas en sus vestidos, como en sus tocados. En muchos casos estas plumas expresaban estatus, poder, y estaban reservadas a las clases más altas usadas para los tocados a finales del s. XIX y principios de XX. 
Se usaron plumas de avestruz, garzas, somormujo, pinzones, faisanes, águilas reales, pavos reales, buitres...pero esto se amplió a otras muchas especies , consideradas exóticas y que venían del otro lado del Atlántico. El aumento de las clases medias, el deseo de exhibirse, la búsqueda de novedades, así como la exploración de nuevas tierras con productos exóticos muy apreciados en la vieja Europa, hizo que se importaran todo tipos de aves; que el comercio de plumas fuera muy floreciente.




Los sombreros, las plumas de los mismos, sus adornos ,e incluso el tamaño marcaban diferencias sociales. Miles de personas en Europa se dedicaban a este negocio, sobre todo en Londres y París. Fueron el centro de un comercio muy productivo, que movía muchísimo dinero; llegando a alcanzar cifras exageradas, siendo el precio del kilo de plumas igual al del oro.

El sombrero masculino seguía siendo muy sobrio. Y se puso de moda el sombrero de copa, o sombrero de copa alta, coloquialmente llamado galera en Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay, o chistera en España, es un tipo de sombrero alto, con la cima plana y el ala amplia usado por los hombres a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, siendo ahora utilizados solamente con etiqueta de día o conjunto formal de noche.

El primer sombrero de copa fue fabricado por Juan Hetherington en 1797; se hicieron muy populares en Europa en la década de 1820, fabricados con fieltro hecho de piel de castor y más adelante, debido a la influencia de príncipe Alberto de Inglaterra, de seda. Una versión popular en los Estados Unidos en el siglo XIX, fue el modelo de sombrero popularizado por Abraham Lincoln durante su presidencia. Diferente de muchas galeras, esta versión era recta, como una tubería, y no era más ancha en la tapa que en el fondo, y a menudo más altos que la chistera habitual.
Más adelante, aparecieron sombreros de copa plegables, el llamado clac, "sombrero de ópera" o "Gibus".
Hacia la última mitad del siglo XIX, el sombrero de copa dejó gradualmente de estar de moda, con las clases medias adoptando los bombines y los sombreros de fieltro suaves, que eran más convenientes para la vida de la ciudad, así como más convenientes para la producción en masa. En comparación, un sombrero de copa necesitaba ser hecho a mano por un sombrerero experto, habiendo pocas personas jóvenes queriendo retomar lo que era obviamente un comercio que moría. Hacia el final de la Primera Guerra Mundial se había convertido en una rareza en la vida diaria. Continuó siendo utilizado para el uso formal, con un conjunto de mañana por el día y con prendas de noche (esmoquin o chaqué) hasta finales de los años 30. El sombrero de copa persistió en ciertas áreas tales como la política y la diplomacia internacional por varios años más.


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